Texto y fotos de Rosa María Barajas
San Diego, CA. Ha pasado un año de aquel 5 de septiembre en que la administración de Trump anunciara el fin del programa DACA que protege contra la deportación a jóvenes indocumentados traídos en su infancia a los Estados Unidos por sus padres.
El programa sigue en el limbo con demandas en su contra de parte de Texas y otros seis estados, y a su vez enfrentando múltiples demandas por el intento de terminarlo. Apenas hace un mes, el 3 de agosto, el juez federal John Bates corroboró la orden que él mismo emitiera en abril para que continue el programa y se sigan recibiendo solicitudes nuevas ya que su revocación carece de bases legales. A partir de esa fecha, el juez dio al gobierno de los Estados Unidos 20 días para apelar. Hasta la fecha no se ha publicado nada al respecto.
Los dreamers, o soñadores como se les conoce, hoy se encuentran más fuertes, aseguran, ya que a raíz del anuncio de la terminación del programa se organizaron para repeler dicha medida que afectaría a más de 800 mil jóvenes.
En San Diego California, ciudad fronteriza con México, y donde el riesgo de deportación es aún mayor, el grupo San Diego Borders Dreamers organizó el pasado miércoles 5 un acto para celebrar que a un año de la amenaza de la desaparición de DACA, éste sigue vigente y los permisos pueden renovarse cada dos años como se planteó en su inicio en 2012 bajo la administración Obama. Aunque aún no se ha logrado que se reanude la aceptación de nuevas solicitudes, como ordenó el juez Bates.
Entre los organizadores y miembro de San Diego Border Dreamers, estaba Dulce García, abogada, que como ella bromea, puede arreglar los papeles de otros soñadores, pero no los de ella misma. Dulce llegó a los Estados Unidos a los 4 años y está amparada bajo DACA.
Ella como los cientos de miles afectados se sintió devastada con el anuncio de la posible terminación del programa el pasado septiembre. Echando mano de sus conocimientos legales, se unió con otros cinco soñadores y juntos demandaron a la administración Trump por querer terminar DACA sin seguir el proceso administrativo apropiado y por incumplir la promesa de no ser deportados una vez que salieran de las sombras. Al revocar el programa, pone en riesgo de deportación a los jóvenes que dieron su información al departamento de migración. La demanda está todavía pendiente.
Durante el evento, los participantes insistieron en que no basta continuar con el programa, sino que sea un programa “limpio” y que los dreamers no sean utilizados como moneda de cambio para la instalación de un muro entre Estados Unidos y México. El plan de Trump ofrece legalizar a los dreamers e inclusive darles ciudadanía después de 12 años, y a cambio de eso que el congreso autorice 18 billones de dólares para construir el muro.
Leave a Reply